sábado, 12 de julio de 2025

Historia de las sustancias psicoactivas.


 La búsqueda de la humanidad de estados de consciencia diferentes.




El fenómeno del consumo de sustancias psicoactivas para cambiar los estados de consciencia va a unido a la historia de la humanidad, aunque en las ultimas décadas se presenta el fenómeno de la difusión de sustancias psicoactivas de una cultura a otra. 

El consumo de sustancias psicoactivas está presente en todas las culturas (Escohotado, 1989) y toda cultura tiene una droga para a través de ella poder contactar con los espíritus, el más allá, divertirse, servir de válvula de es cape; en suma, poder alterar los estados de conciencia y superar se como humanos o afrontar los problemas cotidianos. La costumbre de drogarse no es nueva. Históricamente, la humanidad  ha consumido sustancias que alteran el funcionamiento normal del sistema nervioso central. 

Una sustancia psicoactiva no es sólo cierto compuesto con propiedades farmacológicas determinadas, sino algo que puede recibir cualidades de otro tipo. En el Perú de los incas, las hojas de coca eran un símbolo del Inca, estas inicialmente eren reservadas exclusivamente a la corte y que podía otorgarse como premio al siervo digno por alguna razón. Pero posteriormente, esta situación de exclusividad cambia. El imperio incaico sacaba tres cosechas anuales de hoja de coca (erythroxilum cocalam) las cuales se utilizaban como analgésico y energizante de uso diario, especialmente, en virtud de la fatiga producida por la altura. 


En la Roma preimperial el libre uso del vino estaba reservado a los varones mayores de treinta años, y la costumbre admití a ejecutar a cualquier mujer u hombre joven descubierto en las proximidades de una bodega. 

En Rusia beber café fue durante medio siglo un crimen castigado con tortura y mutilación de las orejas. Fumar tabaco se condenó con excomunión entre los católicos, y con desmembramiento en Turquía y Persia. Hasta la hierba mate que hoy beben en infusión los gauchos de la Pampa fue considerada brebaje diabólico, y sólo las misiones jesuitas del Paraguay, dedicadas al cultivo comercial de estos árboles,  lograron convencer al mundo cristiano de que sus semillas no habían sido llevadas a América por Satán sino por santo Tomás, el más desconfiado de los primeros Apóstoles.

Naturalmente, los valores mantenidos por cada sociedad influyen en las ideas que se forman sobre las drogas. Durante la Edad Media europea, por ejemplo, los remedios favoritos eran momia pulverizada de Egipto y agua bendita, mientras hacia esos años las culturas centroamericanas consideraban vehículos divinos el peyote, la ayahuasca, el ololiuhqui, entre otros, plantas de gran potencia visionaria que los primeros misioneros denunciaron como sucedáneos perversos de la Eucaristía. En el caso de la sociedad Azteca, se empleaba la ingestión del hongo llamado teonanácatl y el consumo de peyote con fines religiosos. 

En general, puede decirse que los monoteísmos no han dudado a la hora de entrar en la dieta –farmacológica o alimenticia- de sus fieles, y que el paganismo nunca irrumpió en esta esfera.

Sin embargo, el influjo que ejerce la aceptación o rechazo de una droga sobre el modo de consumirla puede ser tan decisivo como sus propiedades farmacológicas. Así , mientras el café estuvo prohibido en Rusia resultaba frecuente que los usuarios lo bebieran por litros y entrasen en estados de gran excitación, lo cual hacía pensar a las autoridades que esa droga creaba un ansia irreprimible. 

Todavía más claro es el caso del opio en India y China durante el siglo XIX, pues un consumo muy superior por cabeza-año entre los indios (donde no estaba prohibido) produjo un número incomparablemente inferior de usuarios abusivos que entre los chinos (donde estaba castigado con pena de muerte). 

En el siglo XX, la influencia del régimen legal sobre el tipo de usuario y el tipo de administración se observa en el caso de la heroína; antes de empezar a controlarse (en 1925) era consumida de modo regular por personas de clase acomodada, casi siempre activas laboralmente, con una media de edad superior a la cincuentena y ajenas por completo a incidencias delictivas. Una década después empieza a ser consumida de modo regular por un grupo más joven, desarraigado socialmente, hostil al trabajo y responsable de la mayoría de los crímenes.

De la mano con el carácter legal o ilegal suele ir el hecho de que muchas drogas psicoactivas se ligan a sectores determinados, obteniendo con eso una impronta u otra. Vemos así que la cocaína simboliza una droga de opulentos o aspirantes a ella mientras que la LSD simbolizó cierto paganismo preocupado por el retorno de la naturaleza, las anfetaminas fueron consumidas ante todo por amas de casa poco motivadas, y el crack escenifica hoy la amargura de los americanos más pobres.

Conocer la secuencia temporal de las reacciones ayuda, por eso, a no confundir causas con efectos. Antes de que fuera abolida la esclavitud, en Estados Unidos no había recelos sobre el opio, que aparecieron cuando una masiva inmigración de chinos –destinada a suplir la mano de obra negra- empezó a incomodar a los sindicatos. Fue también un temor a los inmigrantes, en este caso irlandeses y judíos fundamentalmente, lo que precipitó una condena del alcohol por la Ley Seca. 

Hacia esas fechas preocupaban mucho las reivindicaciones políticas de la población negra del Sur, y la cocaína –que había sido el origen de la Coca-Cola- acabó simbolizando una droga de negros degenerados. Veinte años después sería mano de obra mexicana, llegada poco antes de la Gran Depresión, lo que sugirió prohibir también la marihuana.

Desde luego, el opio, el alcohol, la cocaína y la marihuana pueden ser sustancias poco recomendables. Pero es preciso tener cuidado al identificarlas, sin más, con grupos sociales y razas. Ligando el opio a los chinos se olvida que el opio es un invento del Mediterráneo; ligando negros y cocaína prescindimos de que esa droga fue descubierta y promocionada inicialmente en Europa; ligando mexicanos a marihuana pasamos por alto que la planta fue llevada a América por los colonizadores, tras milenios de uso en Asia y África.

Por consiguiente, junto a la química está el ceremonial, y junto al ceremonial las circunstancias que caracterizan a cada territorio en cada momento de su historia. El uso de drogas depende de lo que química y biológicamente ofrecen, y también de lo que representan como pretextos para minorías y mayorías. Son substancias determinadas, pero las pautas de administración dependen enormemente de lo que piensa sobre ellas cada tiempo y lugar. En concreto, las condiciones de acceso a su consumo son al menos tan decisivas como lo consumido.

OPIO.



El consumo de opio está documentado en el año 4000 a.C. en la ciudad sumeria de Uruk, en la Baja Mesopotamia, y en el año 1550 a.C. en Egipto se hacían hasta 500 remedios con el mismo (León, 1990).

El jugo de adormidera es una droga mencionada en los primeros documentos escritos (tablillas de barro cocido de la civilización sumeria, hacia el 2000 a.C.). El origen de su cultivo parece ser la cuenca mediterránea, en un triángulo cuyos vértices son Cádiz, Argel y Chipre.

Griegos y romanos creían que las triacas (antídotos genéricos) protegían de enfermedades y envenenamientos, si se tomaban una o dos veces al día. A partir del siglo II a.C., estos preparados fueron elevando la proporción de opio, y si en tiempos de Augusto poseen aproximadamente el 20%, en los de Marco Aurelio la famosa triaca “ magna” o galénica alcanza el 40%.

Las guerras del opio entre los ingleses que lo cultivaban y manufacturaban en la India y lo introducían y vendían en China en grandes cantidades, es un ejemplo remoto de los enormes intereses comerciales que subyacen al tráfico de drogas, no únicamente a nivel ilegal, sino también a veces legal (Escohotado, 1989). La extensión de su consumo y la descripción de sus efectos está contenida en múltiples libros, entre los que destacaríamos el de Thomas de Quincey , quien en 1821 escribió «Confesiones de un inglés comedor de opio». 


MORFINA. 



Es el principal alcaloide del opio (el nombre de alcaloide procede del legendario álcali de los árabes). El nombre de morfina se puso en honor del dios del sueño, Morfeo, dado que era capaz de provocar el sueño (Viesca, 1994). 


Descubierta la morfina en 1803, de inmediato, Gay-Lussac y otras eminencias medicas, comprendieron que el descubrimiento representaba un gigantesco progreso en la respuesta humana ante estímulos de dolor. El primer empleo masivo del fármaco ocurrirá en la guerra civil americana (1861-1865), donde convirtió en silenciosos recintos a hospitales de campaña antes poblados por aullidos y llantos. Tiene excelentes cualidades para aliviar el dolor y en la actualidad, es una terapéutica habitual en cánceres terminales.

Los primeros «morfinómanos» eran fundamentalmente profesionales de la medicina. Con las guerras, la aparición de la jeringa y su poder analgésico, permitieron una rápida difusión de la misma. El control actual de la morfina hace que no sea una droga de abuso importante fuera de su administración terapéutica para el dolor.

CODEÍNA.

Descubierta en 1832, como resultado de metilizar la morfina, esta sustancia se usó pronto como sedante, analgésico, antiespasmódico y remedio para la tos. Dichas virtudes caracterizan al opio y la morfina también, pero la codeína logró esquivar un severo control legal, y como consecuencia de ello es el derivado del opio más vendido por la industria farmacéutica.

HEROÍNA. 



Un descubrimiento de la empresa farmacéutica Bayer en 1874, realizado por Heinrich Dresser, revolucionaría el consumo de drogas una década después: la heroína. Los laboratorios Bayer dejaron de ser una pequeña fábrica de tintes en una ciudad de provincias para constituirse en gigante farmacéutico mundial gracias a la aspirina y la heroína, que se anunciaron juntas durante décadas. 

Cuando se comercializó, a finales del siglo XIX, se decía de ella que era una sustancia cuyas cualidades no producían hábito, era fácil de usar y, curiosamente, era la única que tenía la facultad de curar con rapidez a los morfinómanos. Además, al ser un derivado del opio, era eficaz para el tratamiento de la tos y de la disnea en asmáticos y tuberculosos.

Hasta finales de los años treinta (del siglo XX), la mayor parte de los farmacólogos siguieron considerando que esta droga era superior a la morfina, por las mismas razones (novedad, mayor potencia, evitación de ciertos efectos secundarios) que un siglo antes habían hecho preferir la morfina al opio. 

METADONA. 

Llamada inicialmente “ dolorfina” por su fabricante, en homenaje al nombre propio de Hitler, esta droga fue ofrecida en 1939 a los médicos del ejército alemán como analgésico. Sin embargo, bastaron unos meses de experimentos para que la sanidad militar la desechase por “ demasiado peligrosa” . Años más tarde renació en Estados Unidos como sedante y remedio contra la tos, pero no adquirió sentido providencial hasta mediados los años setenta, cuando el presidente Nixon lanzó la idea de que era una “ droga contrarrevolucionaria” , capaz de curar a los heroinómanos. Actualmente se emplea en buena parte del mundo como “ rehabilitación y tratamiento” para consumidores de heroína en tratamiento.

FENTANILO.  

El fentanil o fentanilo (Fentanesc en España), fue sintetizado por primera vez en 1959 en Bélgica por Paul Janssen, se introdujo su uso clínico como anestésico y para el tratamiento del dolor crónico, estuvo bajo el monopolio de la multinacional Johnson & Johnson, es 100 veces más potente que la morfina como analgésico y 50 veces más fuerte que la heroína, y se prescribe para el dolor intenso y como anestesia general previa a las intervenciones quirúrgicas.  

Bajo nombres como china White (y más recientemente se le llama droga zombi) han emergido ya algunas variedades en el mercado negro norteamericano, y es posible que buena parte de lo que en el futuro se llame heroína sean variantes del fentanil. 

ALCOHOL 



El alcohol es tan bien una de las sustancias psicoactivas mas antiguas. Las pesquisas históricas no son concluyentes, pero indican que la fermentación de algún fruto o de la miel es el origen remoto del primer psicoactivo. De hecho, los descubrimientos arqueológicos revelan que las vasijas ya existían en 8.000 a.C. y que, por lo menos, en 5.000 a.C. eran empleadas para almacenar miel. De ahí se deduce que la miel fermentada y diluida en agua (aguamiel o hidromiel) haya sido la primera bebida alcohólica para consumo humano.

El vino logró un alto respeto en la religión judía, que le hace intervenir en las ceremonias sociales más señaladas. El cristianismo lo elevó a sangre de Cristo, bebida por el ministro en la misa. Como es sabido, la vid no existí a en América antes del descubrimiento, y el alcohol (con los aguardientes) fue un hallazgo de los alquimistas

europeos hacia el siglo XI. Opuestos al empleo femenino, los griegos y los romanos previos a la época imperial entendían que hasta la segunda edad resultaba absolutamente intolerable la embriaguez, y solían beber el vino aguado. Atribuían sus efectos relajantes a Dioniso/Baco, un dios de la vegetación y el esperma, preconizando un empleo cada vez más generoso de esta droga a partir de los cuarenta años. Celtas, germanos, escitas y otros pueblos antiguos no excluían a las mujeres del consumo, y algunos permitían beber desde la adolescencia.

LOS ESTIMULANTES VEGETALES. 

Lo dicho previamente sólo afecta en parte a un grupo de plantas que crecen en buena parte del orbe terráqueo. Consumidas hoy por miles de millones de personas, las más conocidas son el café, el té, el mate, el cacao, el guaraná, el betel, el cat, la cola y la hoja de coca. Salvo el cat y la coca, que exhiben una estructura química distinta, las demás tienen como alcaloide estimulante alguna metilxantina (cafeína, teofilina, teobromina) en diferentes concentraciones, que van del 1% al 10% dependiendo de las especies y sus variedades. 

A todas estas plantas no es aplicable el principio de que un uso crónico y generoso produce estragos en pocas semanas, pues pueden y suelen consumirse varias veces al día durante buena parte de la vida; eso no implica, desde luego, que dejen de ser sustancias tóxicas, con abundantes efectos secundarios.

El té, probablemente originario de China, posee más potencia estimulante que el café, al contener no sólo cafeína sino también teofilina; pero eso suele pasar desapercibido porque en Occidente las hojas se consumen sin moler y rara vez esperamos la dilución de todo su principio activo en el agua. Como consecuencia de ello, la cafeína de una taza de té ronda los 70 miligramos, mientras alcanza los 100-150 miligramos en una taza de café exprés. 

Los efectos de una alta intoxicación crónica quedan patentes en los catadores profesionales de té, tanto ingleses como indios, que padecen tasas anormales de cirrosis y un cuadro de insomnio, agitación, temblor, angustia, náuseas y vómitos.

La yerba mate, bebida nacional en el cono sur americano- posee un contenido en cafeína algo inferior al del té. La guaraná proviene de una trepadora amazónica, cuyas semillas poseen hasta tres o cuatro voces más cafeína en comparación al té. 

La nuez de cola, que es el estimulante africano por excelencia, tiene aproximadamente la misma proporción de cafeína que el té, si bien la especie llamada vitacola puede doblar o triplicar esa cifra. El betel (cuyo principio activo son las semillas de cierta

palmera) es consumido masivamente en India e Indonesia, y posee una potencia equivalente a la del té. 

El cacao contiene una proporción bastante menor de metilxantinas (cafeína y teobromina), y era empleado en el México azteca como estimulante, aunque los chocolates actuales conserven una escasa proporción de estos alcaloides. 

El cat, un arbusto que parece originario del Yemen, es la planta con mayor poder estimulante entre las conocidas; sus alcaloides (la catina y la catinona) poseen afinidades con la anfetamina, y aunque resulta tan esencial para los yemenitas y los somalíes como el café para un turco, parece ser causa de trastornos en la potencia sexual de usuarios inmoderados. 

La hoja coca, que quizá tiene su origen en valles andinos, es un estimulante dos o tres veces menos activo que el cat, con un notable poder nutritivo adicional. 

EL CAFÉ.

Desde el punto de vista histórico, es interesante constatar que la bebida fue en un principio condenada por la ortodoxia islámica, si bien más tarde se consideró como algo providencial para rezar sin ser perturbado por somnolencia, y como un excelente sustituto al consumo de bebidas alcohólicas. 

En Europa encontró una fuerte oposición al penetrar en algunos países protestantes (Alemania, Suecia, Austria, Suiza), que castigaron el comercio y consumo con penas pecuniarias y hasta la cárcel; adalid en esta lucha contra “ la nueva desvergüenza” , Rusia llegó a castigar la posesión con tortura (hasta conocer el nombre del proveedor) y pérdida de ambas orejas. Pero las medidas acabaron derogándose, y desde el siglo XVIII en adelante el café es sinónimo de droga intelectual. 

Surgido en algún punto de la península arábiga hacia el siglo X, y por eso mismo el más reciente descubrimiento entre los vegetales con poder de estimulación, el grano del café contiene un 2% de cafeína por término medio. 

Se considera un uso moderado entre 100 a 300 miligramos diarios de cafeína para una persona adulta sana, a manera de ilustración unos 200 miligramos serian equivalentes aproximadamente a una lata de Monster (que tiene 473 mililitros), a dos de Red Bull (cada una contiene 250 ml), a tres café espresso (pequeña taza de unos 50 mililitros), de dos a tres tintos de café instantáneo (taza de unos 150 mililitros cada una), dos tazas de café filtrado (200 mililitros cada una) y una taza de café americano (de 365 mililitros). 

LA HOJA DE COCA. 



En toda América del Sur el consumo de coca en forma de hojas masticadas se pierde en la noche de los tiempos. Sus propiedades, como impedir la aparición del cansancio, eliminar la sensación de hambre y perder la sensación de frío, actuar como anestésico, tenían una enorme utilidad en muchas zonas donde el hombre vive a miles de metros de altitud sobre el nivel del mar.

Es un arbusto llamado planta de coca, que puede alcanzar dos metros largos de altura y se adapta a suelos arcillosos, con temperaturas medias de 20 grados. Rinde entre 50 y 100 gramos de hojas secas tres veces al año, y en cada hectárea se cultivan unas 15.000 plantas. Por media, las hojas contienen un 1% de cocaína. La planta ejerció notable influjo sobre muchas culturas nativas, y trató de ser monopolizada por los incas para uso palaciego (como sucedería siglos después en la corte manchú con el opio).

Tras una anatema inicial de los eclesiásticos, que tenían por “ apóstata” , el consumo de coca, las rentas derivadas de tasar el tráfico hicieron que la corte española reconsiderase el asunto; en 1573 el virrey Francisco de Toledo transforma la prohibición en gravamen fiscal, decretando que un diezmo del mismo pase a las sedes episcopales de Lima y Cuzco. 

Los conquistadores españoles utilizaron mucho las hojas de coca para el control de los indios: les pagaban con hojas de coca para así conseguir que trabajasen más y comiesen menos. Llegó a ser tan importante su consumo que se estableció una medida de distancia, la cocada, que era el tiempo que tardaba el indio en masticar una bola de hojas de un punto a otro.

Desde entonces, la planta no deja de ganar en prestigio gracias al testimonio de viajeros, botánicos y terapeutas, hasta el punto de considerarse un maravilloso tesoro de la materia médica.

COCAÍNA. 



El principio psicoactivo de la coca fue descubierto en 1859, Niemann y Wolter aíslan el alcaloide cocaína mediante un procedimiento que empleaba para la extracción alcohol, ácido sulfúrico, bicarbonato sódico y éter.

Poco después médicos y laboratorios recomiendan ya la cocaína como “ buen alimento para los nervios” , para combatir hábitos de alcohol, opio o morfina, e incluso conceder “ sempiterna vitalidad y hermosura” a las damas. Respecto al tratamiento de los morfinómanos con resultados desastrosos.

No se había conocido nunca una campaña promocional como la orquestada por Merck, Parke Davis y otros fabricantes en todo el mundo; uno de los lemas comerciales decía: “ no pierda tiempo, sea feliz; si se siente pesimista, abatido, solicite cocaína” .

Diversos escritos y estudios de Freud, originalmente publicado en 1885, donde concluía que su uso moderado «no perjudica al cuerpo», contribuyeron decisivamente a la popularidad del fármaco, ya que hasta él nadie había estudiado con tanta minuciosidad la literatura científica. El fracaso del tratamiento de su amigo Fleischl le afectó mucho. Hacia 1890, cuando se descubre la posibilidad de inhalar la droga en polvo (previamente se empleaba por vía subcutánea, intramuscular, intravenosa y oral), los usuarios pertenecían a todos los estratos sociales.

ANFETAMINAS. 

Estas drogas, aparecieron en las farmacias norteamericanas hacia 1930, como recurso para mantener despiertos a sujetos sobre dosificados por sedantes. Poco después se lanzan en forma de inhaladores para catarro y todo tipo de congestiones nasales, y algo más tarde como píldoras contra el mareo y la obesidad, para finalmente emplearse como antidepresivos. Tras la anfetamina propiamente dicha (Bencedrina, Simpatina, Profamina, Centramina, etc.) aparece su isómero o dexanfetamina (Dexedrina), y en 1938 la metanfetamina (Methedrina).

El descubrimiento de las aminas estimulantes marca el comienzo del doping, que originalmente es involuntario y decretado por autoridades militares. En la Guerra civil española y en la Segunda Guerra Mundial se consumen cientos o miles de toneladas, aunque faltan datos exactos sobre cantidades usadas por los distintos contendientes. Los mayores excesos se producen en Alemania y en Japón, en el caso de este último, sus kamikazes vuelan bajo los efectos de las metanfetaminas y al terminar la guerra el país se enfrenta con consumidores delirantes.

ÉXTASIS. 



En 1914 fue patentado en Alemania por los laboratorios Merck en Darmstadt, que aislaron de modo accidental, antes de descubrirse las anfetaminas, la MDMA o metilenedioximetanfetamina (vulgarmente conocida hoy como “éxtasis”) como supresor del apetito y en 1919 fue sintetizada en Japón, donde era utilizada para el asma. Sin embargo, sólo comenzó a comercializarse en 1938, con el nombre de Methedrina. No siguieron estudios farmacológicos y hasta 1953 el descubrimiento permaneció en el registro de patentes, momento en que el ejército norteamericano decidió probar MDMA y su antecedente, la MDA (metilenodioxianfetamina, llamada también “ píldora del amor”), en distintos animales. La primera comunicación científica sobre efectos en seres humanos es de 1976 y se debe al químico y farmacólogo Alexander Shulgin. 


CANNABIS (MARIHUANA). 

 

La cannabis se conocía en China hace al menos 10.000 años y en el año 2737 a.C. aparece documentado su uso para el tratamiento de distintas enfermedades en ese país. Descubrimientos arqueológicos en Europa indican que aquí ya existía en el año 7000 A.C.

Su consumo penetra en la cultura occidental a mediados del siglo pasado, destacando anecdóticamente el famoso Club de Fumadores de Hachís fundado en París por Moreau en el Hotel Pimodan, al que acudían escritores tan importantes como Victor Hugo, Balzac, Baudelaire, Gautier, Dumas, Heinrich, etc. (León, 1990). Movimientos del siglo XX como el beat, hippie, el rasta, etc., se identificaron totalmente o en parte con el consumo de marihuana. 

LSD. 



El descubrimiento del LSD-25 por Hofmann y Stoll en 1938 tendría una enorme importancia en la aparición de distintos movimientos culturales, movimientos contestatarios, así como la aparición del abuso de esta sustancia en décadas posteriores. Este alucinógeno tiene como nombre químico el de dietilamida del ácido lisérgico —LSD como iniciales y 25 por ser el compuesto número 25 sintetizado por el laboratorio Sandoz—. Fue en 1943 cuando Hofmann, por accidente, ingirió una pequeña cantidad de LSD y pudo apreciar sus propiedades como alucinógeno.

El denominado «movimiento psicodélico», llegó a ser relevante en Estados Unidos en la década de los sesenta (Buchanan, 1992), al tiempo que se hicieron muchas investigaciones con el LSD-25 para estudiar sus propiedades terapéuticas. A mediados de los años sesenta fue prohibido en distintos estados norteamericanos y en la Convención para el control de sustancias psicótropas, realizada en Viena y auspiciado por la ONU.

TABACO (CIGARRILLO, VAPER). 





Es un producto originario de América que es consumido en estas tierras desde hace miles de años. Inicialmente se utilizaba por motivos religiosos y de placer, siendo introducido en Europa a la vuelta de Cristóbal Colón. 


Con el transcurso de los años, su consumo se ha ido popularizando, produciéndose un gran incremento en su consumo a principios de siglo y un empuje impensable años atrás a partir de la Segunda Guerra Mundial, llegando en el momento actual a ser una «epidemia» su consumo. 

El tabaco se extrae de la planta Nicotiana tabacum, fumándose habitualmente en forma de cigarrillos; en menor grado en cigarros puros y pipa. También se puede tomar en forma de polvo esnifado, mascado, etc. En la actualidad tiene un nuevo repunte por el uso de los llamados vaporizadores o vaper. 


viernes, 11 de julio de 2025

Aspectos generales del consumo de sustancias

                            



En este primer encuentro del formativo se hará una especie de presentación general del tema comenzando por una serie de conceptos que son de relevancia para el abordaje de la presente materia. 

Respecto a la persona que consume alguna sustancia psicoactiva, se pueden identificar tres formas de entenderlo a lo largo de la historia, que son las de chaman o guerrero, luego la de transgresor (delincuente) y finalmente la de enfermo. 

La connotación de los pueblos primitivos o primigenios, acerca de la persona que consume sustancias psicoactivas es la del chaman y/o la del guerrero, son usos de sustancias (por lo general son plantas que reciben poco procesamiento) que se dan en contextos rituales o de funcionalidad como es prepararse para un combate o mitigar los efectos de la fatiga, el clima y demás. Aquí se encuentra con un uso que tiene un propósito como puede ser el conocimiento, la valentía o también en adoración a un determinado dios o diosa. Incluso en las culturas precolombinas se llega ha considerar algunas plantas como sagradas o también se les llama plantas de poder o de conocimiento. 

En segundo termino, la connotación de transgresor (delincuente), esta asociada a los contextos en los cuales intereses económicos, políticos o de control de la población ven como una ventaja la prohibición de determinadas sustancias mientras que a su vez se permite el uso de otras. En la historia se tiene como antecedentes, a manera de ejemplos, la primera Guerra del Opio entre China e Inglaterra (1839 - 1842), el prohibicionismo del consumo de alcohol en los Estados Unidos (1920 - 1933), la cedula reales expedidas por el rey Fernando sexto contra el consumo de chicha en Colombia (1752). 

Es mas cercano en el tiempo, el termino de considerar a las personas que consumen sustancias psicoactivas como enfermas. Es en el año de 1963 que la organización mundial de la salud declara el alcoholismo como una enfermedad incurable, progresiva y mortal. Aunque varias décadas antes, en el año de 1935 se inicia el movimiento de los Alcohólicos Anónimos y desde sus inicios se considera el alcoholismo como una enfermedad de la mente, las emociones y el cuerpo. Posteriormente esta connotación de enfermedad se extiende a otras sustancias y conductas.  


Definición del objeto de consumo.

Se han formulado diversas denominaciones del objeto de consumo, es de señalar que cada una de ellas proviene de cierto marco de referencia y tiene una connotación. 




En el caso de la palabra droga, es un término de uso variado. En varias Convenciones de las Naciones Unidas y en la declaración sobre Reducción de la Demanda de Drogas se refiere a sustancias que son objeto de control internacional. En medicina se refiere a cualquier sustancia con capacidad para prevenir o curar enfermedades o mejorar el bienestar físico o mental. 

En farmacología, el término droga se refiere a cualquier agente químico que altera los procesos fisiológicos bioquímicos de tejidos u organismos. En el uso común, el término se refiere a menudo a drogas psicoactivas y, con frecuencia, incluso más específicamente a drogas ilícitas. Sin embargo, la cafeína, el tabaco, el alcohol, y otras sustancias de frecuente uso no médico son también drogas en el sentido de que son tomadas básicamente por sus efectos psicoactivos.

Por su parte, el termino estupefaciente, son aquellas sustancias psicoactivas cuya producción o venta (no necesariamente su consumo) está prohibido por la legislación con carácter general. Una sustancia incluida en las listas de los acuerdos internacionales sobre control de drogas, sólo puede ser denominada ilegal (o ilícita) si su origen es ilícito. Si su origen es legal, entonces la droga en sí misma no es ilícita, sino sólo su producción, venta o uso en determinadas circunstancias. Las drogas que aparecen en dichas listas de acuerdos internacionales están bajo control y sólo pueden utilizarse legalmente para fines científicos.

Antes de aparecer leyes represivas, la definición generalmente admitida era la griega Phármakon es una sustancia que comprende a la vez el remedio y el veneno; no una cosa u otra, sino ambas a la vez. Como dijo Paracelso, “ sólo la dosis hace de algo un veneno” .

Llámense drogas o medicamentos, estos compuestos pueden lesionar y matar en cantidades relativamente pequeñas. Como a una sustancia con tales características la llamamos “ veneno” , es propio de todas las drogas ser venenosas o tóxicas. La aspirina, por ejemplo, puede ser mortal para los adultos a partir de tres gramos, la quinina a partir de bastante menos y el cianuro de potasio desde una décima de gramo.

¿Cómo puede ser terapéutico un veneno?, fundamentalmente porque los organismos sufren muy distintos trastornos y ante ellos el uso de tóxicos en dosis no letales puede ser la única, o la mejor, manera de provocar ciertas reacciones. Apenas hay, por eso, venenos de los que no se hayan obtenido valiosos remedios: el curare, la atropina, el ergot o la planta digital son casos bien conocidos de una lista interminable.

Oímos hablar de drogas buenas y malas, drogas y medicinas, sustancias decentes e indecentes, venenos del alma y curalotodos, fármacos delictivos y fármacos curativos. El específico efecto de cada compuesto es ignorado, y sobre esa ignorancia recaen consideraciones extrañas por completo a la acción de unos y otros.

Pero quizá más decisivo aún sea tener presente siempre que si cualquier droga constituye un potencial veneno y un potencial remedio, el hecho de ser nociva o benéfica en cada caso determinado depende exclusivamente de: a) dosis; b) ocasión para la que se emplea; c) pureza; d) condiciones de acceso a ese producto y pautas culturales de uso. La cuarta de estas circunstancias es extrafarmacológica, aunque tenga actualmente un peso comparable a las farmacológicas.



La relación entre el sujeto y el objeto de consumo. 


Existen una serie de fases o de momentos que permiten darle nombre a la relación que una persona establece con alguna sustancia psicoactiva. Hay varias clasificaciones pero de estas se escoge una que plantea cuatro momentos que van desde el uso experimental hasta la adicción como tal. 

Experimental: refiere al uso inicial de una sustancia como tal, a los primeros contactos. Respecto a las motivaciones de este primer uso, son muy frecuentes asuntos como la curiosidad, la presión de grupo, ser aceptado por otros, la necesidad emocional o física de un momento determinado, entre otros. 

Uso social: consumo de una sustancia que no acarrea consecuencias negativas en el individuo.

Abuso: cuando hay un uso continuado a pesar de las consecuencias negativas que ello acarrea para el individuo. El abuso de drogas se refiere al uso de cualquier sustancia para propósitos que no sean médicos, además del uso sin prescripción, dosis excesivas o el consumo durante períodos injustificadamente largos. La característica esencial del abuso de sustancias consiste en un patrón desadaptativo de consumo de sustancias psicoactivas manifestado por consecuencias adversas significativas y recurrentes relacionadas con el consumo repetido de drogas.

Adicción: Uso repetido de una o varias sustancias psicoactivas, hasta el punto de que el usuario (denominado adicto) está periódica o crónicamente intoxicado, muestra una compulsión a tomar una o varias sustancias, tiene gran dificultad para abandonar el consumo o modificar el uso de esas sustancias y trata de obtenerlas casi por cualquier medio. Cuando hay un uso excesivo de la sustancia que produce consecuencias negativas significativas a lo largo de un amplío periodo de tiempo. Se incluyen fenómenos como la tolerancia y el síndrome de abstinencia. 

Complementando la información previa, hay otros dos fenómenos que se presentan durante el desarrollo de las diversas fases del consumo y que también dan cuenta de los riesgos a los que las personas se exponen. 

Síndrome de abstinencia: conjunto de síntomas y signos que aparecen en una persona dependiente de una sustancia psicoactiva cuando deja bruscamente de consumirla o la cantidad consumida es insuficiente.

Intoxicación aguda: un estado transitorio consecutivo a la ingestión o asimilación de sustancias psicoactivas que produce alteraciones del nivel de conciencia, de la cognición, de la percepción, del estado afectivo, del comportamiento, entre otros. 


Clasificación de las sustancias psicoactivas. 

Existen varios tipos de clasificaciones, aquí se tiene en cuenta la planteada por el l Ministerio de Justicia y del Derecho en Colombia. De acuerdo al efectos hay tres tipos estimulantes, depresores y alucinógenas. 



Estimulantes: excitan la actividad psíquica y del sistema nervioso central, incrementan el ritmo de otros órganos y sistemas orgánicos. Aquí encontramos sustancias como la cocaína, las anfetaminas, el café, las bebidas energizantes, los medicamentos antidepresivos, entre otros. 

Depresores: cualquier agente que suprime, inhibe o reduce algún aspecto de la actividad del sistema nervioso central (SNC). Las principales clases de depresores del SNC son los sedativos/hipnóticos, opiáceos y neurolépticos. Ejemplos de drogas depresoras son el alcohol, ansiolíticos, anestésicos, los opiáceos y sus sintéticos análogos. Los anticonvulsivos son incluidos a veces en el grupo de los depresores a causa de su acción inhibidora de la actividad neuronal anormal.

Alucinógenas: son capaces de alterar y de distorsionar la percepción sensorial del individuo, interferir en su estado de conciencia y en sus facultades cognitivas y pueden incluso generar alucinaciones. Aquí se encuentran sustancias como son el LSD, la ayahuasca, el peyote, la mezcalina, entre otros. 


Vías de ingreso de las sustancias.


Dependiendo de la vía, el efecto puede ser más rápido, lo mismo que su grado de generar adicción y de riesgo. Las seis vías de administración son: oral, epidérmica, venosa, rectal, intramuscular, subcutánea- pueden ser asimiladas, y convertidas en materia para nuevas células, aunque pueden también resistir esa asimilación inmediata.








Las que se asimilan de modo inmediato merecen el nombre de alimentos, pues gracias a ellas renovamos y conservamos nuestra condición orgánica. Entre las que no se asimilan inmediatamente cabe distinguir dos tipos básicos:

a) aquellas que como el cobre o la mayoría de los plásticos, por ejemplo, son expulsadas intactas, sin ejercer ningún efecto sobre la masa corporal o el estado de ánimo.

b) aquellas que provocan una inmensa reacción. Este segundo tipo de cosas comprende las drogas en general, que afectan de modo notable aunque absorbamos cantidades ínfimas, en comparación con las cantidades de alimentos ingeridas cada día.

Las teorías y los modelos explicativos. 

Existe un gran número de modelos y teorías explicativas del consumo de sustancias psicoactivas. Se encuentran las de sentido común, médico/biológicas, aprendizaje, las psicosociales y los modelos integrativos. 

La hipótesis de la automedicación: Los pacientes desarrollan trastornos por abuso de drogas, porque algunos de ellos sufren de trastornos endógenos que, directa o indirectamente, los lleva al consumo de sustancias psicoactivas como forma de auto tratamiento.

Condicionamiento clásico: Wilker (1965) observó individuos adictos a los opiáceos que en ocasiones  mostraban señales de un síndrome de abstinencia meses más tarde de haberse administrado la última dosis, lo cual, le llevo a plantear un proceso de condicionamiento que  denomino síndrome de abstinencia condicionada.  

Condicionamiento operante: Ha explicado el hecho de que la probabilidad de ocurrencia de una conducta está determinada por sus consecuencias. Cualquier evento estimulante que incremente la probabilidad de una conducta operante se denomina estímulo reforzante o reforzador. Las SPA son un potente reforzador, tanto positivo como negativo.

Teoría del aprendizaje social (Schippers, 1991): La conducta adictiva está mediada por cogniciones, compuestas por expectativas que son creencias sobre los efectos de la conducta de consumo. Estas cogniciones están acumuladas a través de la interacción social en el curso del desarrollo, por una parte, y a través  de las experiencias con los efectos farmacológicos directos e interpersonales indirectos de la conducta de consumo, por el otro.   

Los determinantes principales de la conducta de consumo son los significados funcionales unidos a la conducta de consumo en combinación con la eficacia esperada de conductas alternativas. Los hábitos de consumo se desarrollan, en el sentido que cada episodio de consumo puede contribuir posteriormente a la formación del hábito por el incremento del estrés y por limitar las opciones de conductas alternativas.

El modelo social (Stanton Peele, 1985): Modelo teórico propuesto por Bandura a finales de los años setenta a partir del supuesto de que los humanos son seres cognitivos –procesadores activos de información- y que, a diferencia de otros animales, pueden pensar acerca de las relaciones entre su comportamiento y las consecuencias del mismo.

No es la sustancia o la conducta la que produce la adicción, sino el modo como la persona interpreta esa experiencia y como responde a nivel fisiológico, emocional y conductual a la misma. El modo de enfrentarse al mundo y el modo que tiene de verse a sí mismo influyen de manera clave en la experiencia adictiva. No deja de reconocer las experiencias pasadas, así como la personalidad y entorno social. 

Las sustancias y las conductas que producen se convierten en “muletillas” que tiene la persona para afrontar su vida ante diversas situaciones. Nuestra cultura favorece las adicciones al tener como valores centrales el logro y el éxito individual. Al ser difícil conseguirlo, el refugiarse en la adicción es un modo de ver la vida del lado opuesto.