viernes, 11 de julio de 2025

Aspectos generales del consumo de sustancias

                            



En este primer encuentro del formativo se hará una especie de presentación general del tema comenzando por una serie de conceptos que son de relevancia para el abordaje de la presente materia. 

Respecto a la persona que consume alguna sustancia psicoactiva, se pueden identificar tres formas de entenderlo a lo largo de la historia, que son las de chaman o guerrero, luego la de transgresor (delincuente) y finalmente la de enfermo. 

La connotación de los pueblos primitivos o primigenios, acerca de la persona que consume sustancias psicoactivas es la del chaman y/o la del guerrero, son usos de sustancias (por lo general son plantas que reciben poco procesamiento) que se dan en contextos rituales o de funcionalidad como es prepararse para un combate o mitigar los efectos de la fatiga, el clima y demás. Aquí se encuentra con un uso que tiene un propósito como puede ser el conocimiento, la valentía o también en adoración a un determinado dios o diosa. Incluso en las culturas precolombinas se llega ha considerar algunas plantas como sagradas o también se les llama plantas de poder o de conocimiento. 

En segundo termino, la connotación de transgresor (delincuente), esta asociada a los contextos en los cuales intereses económicos, políticos o de control de la población ven como una ventaja la prohibición de determinadas sustancias mientras que a su vez se permite el uso de otras. En la historia se tiene como antecedentes, a manera de ejemplos, la primera Guerra del Opio entre China e Inglaterra (1839 - 1842), el prohibicionismo del consumo de alcohol en los Estados Unidos (1920 - 1933), la cedula reales expedidas por el rey Fernando sexto contra el consumo de chicha en Colombia (1752). 

Es mas cercano en el tiempo, el termino de considerar a las personas que consumen sustancias psicoactivas como enfermas. Es en el año de 1963 que la organización mundial de la salud declara el alcoholismo como una enfermedad incurable, progresiva y mortal. Aunque varias décadas antes, en el año de 1935 se inicia el movimiento de los Alcohólicos Anónimos y desde sus inicios se considera el alcoholismo como una enfermedad de la mente, las emociones y el cuerpo. Posteriormente esta connotación de enfermedad se extiende a otras sustancias y conductas.  


Definición del objeto de consumo.

Se han formulado diversas denominaciones del objeto de consumo, es de señalar que cada una de ellas proviene de cierto marco de referencia y tiene una connotación. 




En el caso de la palabra droga, es un término de uso variado. En varias Convenciones de las Naciones Unidas y en la declaración sobre Reducción de la Demanda de Drogas se refiere a sustancias que son objeto de control internacional. En medicina se refiere a cualquier sustancia con capacidad para prevenir o curar enfermedades o mejorar el bienestar físico o mental. 

En farmacología, el término droga se refiere a cualquier agente químico que altera los procesos fisiológicos bioquímicos de tejidos u organismos. En el uso común, el término se refiere a menudo a drogas psicoactivas y, con frecuencia, incluso más específicamente a drogas ilícitas. Sin embargo, la cafeína, el tabaco, el alcohol, y otras sustancias de frecuente uso no médico son también drogas en el sentido de que son tomadas básicamente por sus efectos psicoactivos.

Por su parte, el termino estupefaciente, son aquellas sustancias psicoactivas cuya producción o venta (no necesariamente su consumo) está prohibido por la legislación con carácter general. Una sustancia incluida en las listas de los acuerdos internacionales sobre control de drogas, sólo puede ser denominada ilegal (o ilícita) si su origen es ilícito. Si su origen es legal, entonces la droga en sí misma no es ilícita, sino sólo su producción, venta o uso en determinadas circunstancias. Las drogas que aparecen en dichas listas de acuerdos internacionales están bajo control y sólo pueden utilizarse legalmente para fines científicos.

Antes de aparecer leyes represivas, la definición generalmente admitida era la griega Phármakon es una sustancia que comprende a la vez el remedio y el veneno; no una cosa u otra, sino ambas a la vez. Como dijo Paracelso, “ sólo la dosis hace de algo un veneno” .

Llámense drogas o medicamentos, estos compuestos pueden lesionar y matar en cantidades relativamente pequeñas. Como a una sustancia con tales características la llamamos “ veneno” , es propio de todas las drogas ser venenosas o tóxicas. La aspirina, por ejemplo, puede ser mortal para los adultos a partir de tres gramos, la quinina a partir de bastante menos y el cianuro de potasio desde una décima de gramo.

¿Cómo puede ser terapéutico un veneno?, fundamentalmente porque los organismos sufren muy distintos trastornos y ante ellos el uso de tóxicos en dosis no letales puede ser la única, o la mejor, manera de provocar ciertas reacciones. Apenas hay, por eso, venenos de los que no se hayan obtenido valiosos remedios: el curare, la atropina, el ergot o la planta digital son casos bien conocidos de una lista interminable.

Oímos hablar de drogas buenas y malas, drogas y medicinas, sustancias decentes e indecentes, venenos del alma y curalotodos, fármacos delictivos y fármacos curativos. El específico efecto de cada compuesto es ignorado, y sobre esa ignorancia recaen consideraciones extrañas por completo a la acción de unos y otros.

Pero quizá más decisivo aún sea tener presente siempre que si cualquier droga constituye un potencial veneno y un potencial remedio, el hecho de ser nociva o benéfica en cada caso determinado depende exclusivamente de: a) dosis; b) ocasión para la que se emplea; c) pureza; d) condiciones de acceso a ese producto y pautas culturales de uso. La cuarta de estas circunstancias es extrafarmacológica, aunque tenga actualmente un peso comparable a las farmacológicas.



La relación entre el sujeto y el objeto de consumo. 


Existen una serie de fases o de momentos que permiten darle nombre a la relación que una persona establece con alguna sustancia psicoactiva. Hay varias clasificaciones pero de estas se escoge una que plantea cuatro momentos que van desde el uso experimental hasta la adicción como tal. 

Experimental: refiere al uso inicial de una sustancia como tal, a los primeros contactos. Respecto a las motivaciones de este primer uso, son muy frecuentes asuntos como la curiosidad, la presión de grupo, ser aceptado por otros, la necesidad emocional o física de un momento determinado, entre otros. 

Uso social: consumo de una sustancia que no acarrea consecuencias negativas en el individuo.

Abuso: cuando hay un uso continuado a pesar de las consecuencias negativas que ello acarrea para el individuo. El abuso de drogas se refiere al uso de cualquier sustancia para propósitos que no sean médicos, además del uso sin prescripción, dosis excesivas o el consumo durante períodos injustificadamente largos. La característica esencial del abuso de sustancias consiste en un patrón desadaptativo de consumo de sustancias psicoactivas manifestado por consecuencias adversas significativas y recurrentes relacionadas con el consumo repetido de drogas.

Adicción: Uso repetido de una o varias sustancias psicoactivas, hasta el punto de que el usuario (denominado adicto) está periódica o crónicamente intoxicado, muestra una compulsión a tomar una o varias sustancias, tiene gran dificultad para abandonar el consumo o modificar el uso de esas sustancias y trata de obtenerlas casi por cualquier medio. Cuando hay un uso excesivo de la sustancia que produce consecuencias negativas significativas a lo largo de un amplío periodo de tiempo. Se incluyen fenómenos como la tolerancia y el síndrome de abstinencia. 

Complementando la información previa, hay otros dos fenómenos que se presentan durante el desarrollo de las diversas fases del consumo y que también dan cuenta de los riesgos a los que las personas se exponen. 

Síndrome de abstinencia: conjunto de síntomas y signos que aparecen en una persona dependiente de una sustancia psicoactiva cuando deja bruscamente de consumirla o la cantidad consumida es insuficiente.

Intoxicación aguda: un estado transitorio consecutivo a la ingestión o asimilación de sustancias psicoactivas que produce alteraciones del nivel de conciencia, de la cognición, de la percepción, del estado afectivo, del comportamiento, entre otros. 


Clasificación de las sustancias psicoactivas. 

Existen varios tipos de clasificaciones, aquí se tiene en cuenta la planteada por el l Ministerio de Justicia y del Derecho en Colombia. De acuerdo al efectos hay tres tipos estimulantes, depresores y alucinógenas. 



Estimulantes: excitan la actividad psíquica y del sistema nervioso central, incrementan el ritmo de otros órganos y sistemas orgánicos. Aquí encontramos sustancias como la cocaína, las anfetaminas, el café, las bebidas energizantes, los medicamentos antidepresivos, entre otros. 

Depresores: cualquier agente que suprime, inhibe o reduce algún aspecto de la actividad del sistema nervioso central (SNC). Las principales clases de depresores del SNC son los sedativos/hipnóticos, opiáceos y neurolépticos. Ejemplos de drogas depresoras son el alcohol, ansiolíticos, anestésicos, los opiáceos y sus sintéticos análogos. Los anticonvulsivos son incluidos a veces en el grupo de los depresores a causa de su acción inhibidora de la actividad neuronal anormal.

Alucinógenas: son capaces de alterar y de distorsionar la percepción sensorial del individuo, interferir en su estado de conciencia y en sus facultades cognitivas y pueden incluso generar alucinaciones. Aquí se encuentran sustancias como son el LSD, la ayahuasca, el peyote, la mezcalina, entre otros. 


Vías de ingreso de las sustancias.


Dependiendo de la vía, el efecto puede ser más rápido, lo mismo que su grado de generar adicción y de riesgo. Las seis vías de administración son: oral, epidérmica, venosa, rectal, intramuscular, subcutánea- pueden ser asimiladas, y convertidas en materia para nuevas células, aunque pueden también resistir esa asimilación inmediata.








Las que se asimilan de modo inmediato merecen el nombre de alimentos, pues gracias a ellas renovamos y conservamos nuestra condición orgánica. Entre las que no se asimilan inmediatamente cabe distinguir dos tipos básicos:

a) aquellas que como el cobre o la mayoría de los plásticos, por ejemplo, son expulsadas intactas, sin ejercer ningún efecto sobre la masa corporal o el estado de ánimo.

b) aquellas que provocan una inmensa reacción. Este segundo tipo de cosas comprende las drogas en general, que afectan de modo notable aunque absorbamos cantidades ínfimas, en comparación con las cantidades de alimentos ingeridas cada día.

Las teorías y los modelos explicativos. 

Existe un gran número de modelos y teorías explicativas del consumo de sustancias psicoactivas. Se encuentran las de sentido común, médico/biológicas, aprendizaje, las psicosociales y los modelos integrativos. 

La hipótesis de la automedicación: Los pacientes desarrollan trastornos por abuso de drogas, porque algunos de ellos sufren de trastornos endógenos que, directa o indirectamente, los lleva al consumo de sustancias psicoactivas como forma de auto tratamiento.

Condicionamiento clásico: Wilker (1965) observó individuos adictos a los opiáceos que en ocasiones  mostraban señales de un síndrome de abstinencia meses más tarde de haberse administrado la última dosis, lo cual, le llevo a plantear un proceso de condicionamiento que  denomino síndrome de abstinencia condicionada.  

Condicionamiento operante: Ha explicado el hecho de que la probabilidad de ocurrencia de una conducta está determinada por sus consecuencias. Cualquier evento estimulante que incremente la probabilidad de una conducta operante se denomina estímulo reforzante o reforzador. Las SPA son un potente reforzador, tanto positivo como negativo.

Teoría del aprendizaje social (Schippers, 1991): La conducta adictiva está mediada por cogniciones, compuestas por expectativas que son creencias sobre los efectos de la conducta de consumo. Estas cogniciones están acumuladas a través de la interacción social en el curso del desarrollo, por una parte, y a través  de las experiencias con los efectos farmacológicos directos e interpersonales indirectos de la conducta de consumo, por el otro.   

Los determinantes principales de la conducta de consumo son los significados funcionales unidos a la conducta de consumo en combinación con la eficacia esperada de conductas alternativas. Los hábitos de consumo se desarrollan, en el sentido que cada episodio de consumo puede contribuir posteriormente a la formación del hábito por el incremento del estrés y por limitar las opciones de conductas alternativas.

El modelo social (Stanton Peele, 1985): Modelo teórico propuesto por Bandura a finales de los años setenta a partir del supuesto de que los humanos son seres cognitivos –procesadores activos de información- y que, a diferencia de otros animales, pueden pensar acerca de las relaciones entre su comportamiento y las consecuencias del mismo.

No es la sustancia o la conducta la que produce la adicción, sino el modo como la persona interpreta esa experiencia y como responde a nivel fisiológico, emocional y conductual a la misma. El modo de enfrentarse al mundo y el modo que tiene de verse a sí mismo influyen de manera clave en la experiencia adictiva. No deja de reconocer las experiencias pasadas, así como la personalidad y entorno social. 

Las sustancias y las conductas que producen se convierten en “muletillas” que tiene la persona para afrontar su vida ante diversas situaciones. Nuestra cultura favorece las adicciones al tener como valores centrales el logro y el éxito individual. Al ser difícil conseguirlo, el refugiarse en la adicción es un modo de ver la vida del lado opuesto. 



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