Una idea de nosotros mismos, puede proteger nuestra autoestima y a no ser injustos con
nuestro ser
La autoestima siempre ha sido considerada como un elemento
crucial para nuestra salud emocional; para Maslow, una gran parte de las
personas que no desarrollan un buen nivel de autoestima no podrán
autorrealizarse (Santrock, 2002).
Por
otro lado, la autoestima se constituye desde edades tempranas y puede llegar a
aportar en nuestro crecimiento saludable, además de las relaciones que
desarrollamos con nuestras familias, nuestras amistades, nuestras parejas y las
demás personas.
Por esto dejaré acá enmarcadas algunas definiciones que se
puedan encontrar de lo que es la autoestima:
La autoestima es la consideración que tienen las personas sobre
sí mismas (Rice, 2000; citado en Naranjo, 2007).
La capacidad de las personas de establecer su propia identidad y
atribuirse valor (Güell y Muñoz, 2000; tomado de naranjo, 2007).
Tiene que ver con nuestra habilidad de pensar y afrontar los
retos básicos de la vida (shibutani, 1971; tomado de Gonzales-Arratia, 1996).
De esta forma, la autoestima es esa forma de mirarnos, de
valorarnos y de querernos; y esto es producto de una evaluación
y comparación de nuestras cualidades con las de las otras personas. Es decir,
cuanta mejor valoración tengamos de nuestros atributos personales (ser
inteligente, amable, buena persona o hábil en matemáticas) más alta será
nuestra autoestima, y cuanto peor sea esta valoración, más baja será.
Entonces, ¿Qué hago para
mejorar mi autoestima ?
Lo
primero es empezar a mirar hacia adentro y cuestionar
la manera en que nos valoramos a nosotros mismos; dejemos de
definirnos a través de adjetivos absolutos como que somos buenas personas,
inteligentes, guapos/as o competentes. Por el contrario, empecemos a separarnos
de nuestras acciones; yo puedo cometer un error o hacer algo malo y eso no me
hace una mala persona, puedo equivocarme y eso no me convierte en un tonto.}
ALBERT ELLIS, trabajó de manera sostenida con un concepto que se opone al paradigma de la autoestima basada en logros y comparaciones; se trata de la autoaceptación incondicional, y puede ser resumida mediante una frase con una potencia increíble: “yo soy un ser valioso por el simple hecho de estar vivo/a”.
Mirémoslo
así. Si mi autoestima está basada, por ejemplo, en mi inteligencia, cada vez
que falle intelectualmente o aparezca alguien más hábil que yo, mi valor
personal se verá afectado; además, constantemente estaré sintiendo presión por
no fallar, ya que estaré jugándome el amor propio a cada minuto con mi
desempeño.
Por
el contrario, si me acepto incondicionalmente, no tendré esa presión extra o
auto-obligación de no fallar, estaré menos expuesto a cometer errores (ya que
mi carga se ha aligerado), y si meto la pata, estaré decepcionado de mi
actuación, pero no me sentiré menos, ni disminuirá mi valor o amor hacia mi
persona.
En
conclusión, la clave para mejorar nuestra “autoestima” está en no definirnos
por nuestras acciones pasadas, que de ellas no dependan nuestro valor como
personas; es mejor reconocer que nuestra valía radica en estar vivos/as y, al apreciar nuestra existencia, se abre un mundo de
posibilidades donde podemos decidir qué es lo que queremos y
dar nuestro mejor esfuerzo sin la necesidad de jugarnos el amor propio.
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