En días previos, en nuestro espacio de orientación y atención, del Servicio Psicológico de Bienestar Institucional de la USB, al igual que en la interacción en otros contextos, nos han llegado preguntas, comentarios e inquietudes en relación al tema de la convivencia familiar, es por ello que el día de hoy nos animamos a escribir respecto a este tema, con la firme intención que las ideas que vamos a compartir sean de utilidad y que se pueda fortalecer la sana convivencia en nuestras familias.
El dialogo no ha perdido relevancia, pero debemos de considerar nuestro estado emocional, como nos sentimos en determinado momento, aquí utilizaremos la figura de un semáforo para ilustrar este tema.
El color rojo va a representar que nos sentimos estresados, malgeniados, que no estamos en la mejor disposición, que estamos con rabia o ira en ese momento, también puede ser que estemos fatigados y que necesitamos un respiro, cuando estamos en este color emocional, es posible que el dialogo no sea provechoso, no respondamos de la mejor manera, contestamos de manera impulsiva, o utilizamos el tono de voz que no es conveniente, en este punto en vez de solucionar un problema lo podríamos agravar o donde no había conflicto lo iniciamos. En estos casos lo mejor es un "tiempo afuera", hacer una pausa, "hablamos después", "espera yo me baño y/o como primero", o incluso "mejor hablamos mañana", la idea es no hacernos daño a nosotros mismos y tampoco a los otros integrantes de nuestra familia o con las personas que convivamos.
El color amarillo representa que si bien es cierto no estamos con la mejor actitud, tampoco estamos con la peor, que no podamos hablar en ese momento o puede ser que estemos muy ocupados, concentrados en una tarea que debemos de realizar, por lo tanto cuando terminamos la tarea o resolvemos lo que teníamos pendiente estaremos con una mejor disposición con respecto a las demás personas y así poder abordar otras temas o asuntos. También en este tono emocional se puede aplicar la herramienta del tiempo afuera, con expresiones tales como, "dame un momento" o "enseguida hablamos".
Pasando al color verde, este lo entenderíamos como que estamos tranquilos, serenos, con actitud de conversar, de escuchar, es decir, estamos con la actitud de comprender, de tratar de entender el punto de vista de las demás personas, de manifestar también mi propio punto de vista, estamos con una actitud que busca el consenso, que estemos conformes o satisfechos con la solución que se elija, más que polemizar se busca es resolver. En este punto entra en juego la comunicación asertiva, saber decir que si al igual que no y en nuestra actitud mostramos un espíritu activo y colaborativo, evitamos por lo tanto asumir una actitud pasiva o agresiva.
No obstante dentro de las relaciones humanas, no es de extrañar que hayan conflictos, roces o diferencias, es crucial la forma o la manera en que estas divergencias sean tramitadas. En este punto es de tener en cuenta la llamada comunicación con reglas, no es propiamente la forma como la que usualmente hablamos, pero lo que se busca es que si vamos a dialogar, que la conversación sea provechosa y nos conduzca a un buen fin.
Autores como Viscott (1976), Wright (1986) y Bach (1969), proponen lineamientos para la comunicación con reglas con el fin que el dialogo sea mas provechoso, a continuación presentamos una compilación de los tres teóricos ya mencionados. La siguiente lista son elementos previos al inicio del dialogo, los acuerdos o las pautas previas:
1. Comencemos el dialogo con la intención de resolver los problemas o dificultades que están pendientes por aclarar.
2. El énfasis de la conversación es la búsqueda de soluciones, opciones o alternativas, tener en cuenta las necesidades propias y de las otras personas.
3. Hay que disponer del tiempo suficiente y de una actitud colaborativa.
4. Acordar el momento y lugar adecuado.
5. Definir el tema que se va a abordar, acerca de qué vamos a conversar y que nos vamos a concentrar en ese tema.
Luego de los acuerdos previos, que los aceptemos y estén claros, durante la conversación o el dialogo en si, estas serían las pautas que entrarían:
1. Cuando escuchemos a la otra persona, tratamos de comprender su punto de vista, que es lo que quiere decirnos, como se siente y qué es lo que piensa.
2. Considerar que es posible que estemos equivocados y que incluso todos tengamos la razón en parte.
3. También es de relevancia que seamos lo más transparentes que podamos, por ello al hablar responsabilizarnos de lo que estamos diciendo, esto lo hacemos cuando decimos: "yo pienso", "yo opino", "yo siento", "a mi me gustaría que...".
4. Cuando estemos hablando que no sea dando la espalda, que nos veamos de frente y que tengamos un contacto visual fraterno, no amenazante.
5. Evitar los insultos, las palabras soeces y tratar al otro con vulgaridades.
6. Respetar la palabra, permitir que la otra persona también pueda hablar, por ello se sugiere hablar por turnos, pueden ser de 5 minutos, lo que también nos invita a ser concretos y no extendernos demasiado.
Además de la comunicación con reglas, la sana convivencia entre la familia, también se nutre y se construye con la diversas acciones que tenemos en el día a día, en el texto de Urbanidad para el nuevo milenio (Cámara de Comercio de Medellín, Fundación amor por Medellín y Metro, 2000) nos comparten algunas pistas para fortalecer esa sana convivencia en nuestros hogares. A continuación presentamos una especie de decálogo:
1. Son los padres de familia las personas responsables de transmitir los buenos modales, la higiene y el aseo, el cuidado de la salud, la relevancia de la alimentación y el respeto.
2. Al iniciar el día, lo primero ha de ser el baño, hacer el aseo, y vestirnos, si bien es cierto estamos un gran periodo de tiempo en casa, debemos de evitar estar todo el día en pijama o en ropa interior.
3. Compartir al menos una comida al día entre la familia, y se tienen hijos pequeños este es un escenario para enseñarles como se deben de comportar en la mesa.
4. Los problemas de pareja son entre esta, hay que tener cuidado de volver testigos a los hijos, hijas a otros parientes o personas con las que estemos interactuando.
5. Evitar el trato humillante y descalificador frente a otras personas, si se va a llamar la atención buscar la privacidad para hacer esto.
6. Así estemos mucho tiempo bajo el mismo techo, es relevante conservar la actitud cortes de saludar, pedir permiso, agradecer, pedir el favor, despedirse, entre otras.
7. Hay que definir, hacer un uso racional y compartido de dispositivos electrónicos como la televisión, el computador, el portátil, entre otros.
8. Conservar el respeto por la intimidad, las pertenencias y gustos de cada integrante de la familia.
9. El respeto es mutuo, debemos de cuidar nuestro lenguaje, tono y vocabulario.
10. Definir y delegar la responsabilidad en los diversos quehaceres domésticos, de acuerdo a la edad y las capacidades de cada quien.
Que cada día en familia nos fortalezcamos en la sana convivencia y en el amor.
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