Superar el desamor
y la ruptura con la persona que amamos no es nada fácil. Superar una
ruptura amorosa puede ser en muchos ciclos de la vida como el fin del mundo, ya
que nuestra emocionalidad se deja permear por los recuerdos y la vivencias.
Generalmente,
cuando se finaliza una relación afectiva se tiende a pensar que uno de los dos
miembros sufre más que otro y esto alimenta el imaginario de no poder vivir sin
él(ella) no poder continuar con la vida que se estaba construyendo con otro,
siendo relevante mencionar que en muchos casos se acabó con la relación pero no
se corta el vínculo afectivo.
No es fácil aceptar
la ruptura
Es cierto que no es fácil aceptar que la relación
ha llegado a su final, pero entonces inicia un proceso de reconstrucción
emocional, empezando por la aceptación de que no estamos con otro, adaptarnos a
su ausencia y resignificar quien somos para dar paso a nuevas perspectivas.
El dolor emocional puede ser incluso más devastador
que el dolor físico, en el sentido de que no es como tomarte un medicamento y
aliviar la herida, es un proceso de construir y salvaguardar nuestro ser.
Partiendo de la idea de que el desamor no es un
proceso lineal, es decir en el curso se nos presentaran altibajos, pero con el
tiempo es posible volver a las etapas anteriores cuando volvemos ver a la
persona amada, por este motivo es importante hacer pausas y poner límites
frente a lo que queremos.
Cuando dejamos de ver a la persona amada, los
circuitos neuronales que están implicados en este fenómeno se debilitan, y los
niveles de los neuroquímicos como la dopamina , serotonina, norepinefrina, entre otros, se estabilizan. Con el tiempo, el cuerpo se va a
adaptando al cambio y es posible volver a la normalidad.
¿Cuáles son entonces las fases de una ruptura amorosa?
1. Fase de negación
y aislamiento
Esta fase se caracteriza porque la persona
niega la realidad y actúa como si todo continuara igual (los dos juntos).
Es una etapa generalmente breve, que suele ocurrir como forma de protección,
pues el impacto de la ruptura es tan grande que cuesta asimilarlo. En esta
etapa es importante que el individuo sea consciente de las emociones que siente
y el motivo por el cual están ahí. Es necesario que vea la situación de la
manera más objetiva para obtener más claridad.
2. Fase de ira
Esta fase se caracteriza porque la persona
siente una rabia y una ira muy fuerte hacia la persona que le ha dejado. Si
en la fase anterior la persona no quería aceptar la realidad, ahora siente una
tremenda frustración por lo que ha ocurrido y culpa a la otra persona de los
males de la pareja. Entonces suele aparecer la venganza. En ocasiones, ocurre
también que, ante esta situación, la rabia se dirija hacia uno mismo o las
personas a su alrededor (e incluso hacia el mundo entero).
3. Fase de
negociación
Esta fase puede ser realmente peligrosa si no se
gestiona bien, pues en un intento de aceptar la situación y acercarse a
la otra persona de nuevo, se puede cometer el error de tratar de hacer
cualquier cosa por recuperar la relación. Un mal acercamiento puede arruinar de
nuevo la situación, e incluso empeorarla.
4. Fase de
depresión
En esta etapa la persona pierde la
esperanza de recuperar a esa persona que realmente ha amado. Comienza a ser
objetivo y a darse cuenta de que no hay marcha atrás. Por lo que se siente
realmente apenado ante la pérdida de quien fue tan especial para él o ella.
5. Fase de
aceptación
Tras la tristeza de la fase anterior,
la persona comienza a visualizar un nuevo futuro. Acepta que la
relación se acabó y que lo que no pudo ser, no será. Ya no busca estar con la
otra persona y se siente en paz y preparado para conocer a una nueva pareja.
Como hemos podido ver, nuestra psique está preparada para poder asumir y superar una ruptura de pareja.
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