viernes, 5 de marzo de 2021

El Duelo






Superar el desamor y la ruptura con la persona que amamos no es nada fácil. Superar una ruptura amorosa puede ser en muchos ciclos de la vida como el fin del mundo, ya que nuestra emocionalidad se deja permear por los recuerdos y la vivencias.

Generalmente, cuando se finaliza una relación afectiva se tiende a pensar que uno de los dos miembros sufre más que otro y esto alimenta el imaginario de no poder vivir sin él(ella) no poder continuar con la vida que se estaba construyendo con otro, siendo relevante mencionar que en muchos casos se acabó con la relación pero no se corta el vínculo afectivo.

No es fácil aceptar la ruptura

Es cierto que no es fácil aceptar que la relación ha llegado a su final, pero entonces inicia un proceso de reconstrucción emocional, empezando por la aceptación de que no estamos con otro, adaptarnos a su ausencia y resignificar quien somos para dar paso a nuevas perspectivas.

El dolor emocional puede ser incluso más devastador que el dolor físico, en el sentido de que no es como tomarte un medicamento y aliviar la herida, es un proceso de construir y salvaguardar nuestro ser.

Partiendo de la idea de que el desamor no es un proceso lineal, es decir en el curso se nos presentaran altibajos, pero con el tiempo es posible volver a las etapas anteriores cuando volvemos ver a la persona amada, por este motivo es importante hacer pausas y poner límites frente a lo que queremos.

 

Cuando dejamos de ver a la persona amada, los circuitos neuronales que están implicados en este fenómeno se debilitan, y los niveles de los neuroquímicos  como la dopamina , serotonina, norepinefrina, entre otros, se estabilizan. Con el tiempo, el cuerpo se va a adaptando al cambio y es posible volver a la normalidad.

 

 

¿Cuáles son entonces las fases de una ruptura amorosa?


1. Fase de negación y aislamiento

Esta fase se caracteriza porque la persona niega la realidad y actúa como si todo continuara igual (los dos juntos). Es una etapa generalmente breve, que suele ocurrir como forma de protección, pues el impacto de la ruptura es tan grande que cuesta asimilarlo. En esta etapa es importante que el individuo sea consciente de las emociones que siente y el motivo por el cual están ahí. Es necesario que vea la situación de la manera más objetiva para obtener más claridad.



2. Fase de ira

Esta fase se caracteriza porque la persona siente una rabia y una ira muy fuerte hacia la persona que le ha dejado. Si en la fase anterior la persona no quería aceptar la realidad, ahora siente una tremenda frustración por lo que ha ocurrido y culpa a la otra persona de los males de la pareja. Entonces suele aparecer la venganza. En ocasiones, ocurre también que, ante esta situación, la rabia se dirija hacia uno mismo o las personas a su alrededor (e incluso hacia el mundo entero).



3. Fase de negociación

Esta fase puede ser realmente peligrosa si no se gestiona bien, pues en un intento de aceptar la situación y acercarse a la otra persona de nuevo, se puede cometer el error de tratar de hacer cualquier cosa por recuperar la relación. Un mal acercamiento puede arruinar de nuevo la situación, e incluso empeorarla.



4. Fase de depresión

En esta etapa la persona pierde la esperanza de recuperar a esa persona que realmente ha amado. Comienza a ser objetivo y a darse cuenta de que no hay marcha atrás. Por lo que se siente realmente apenado ante la pérdida de quien fue tan especial para él o ella.



5. Fase de aceptación

Tras la tristeza de la fase anterior, la persona comienza a visualizar un nuevo futuro. Acepta que la relación se acabó y que lo que no pudo ser, no será. Ya no busca estar con la otra persona y se siente en paz y preparado para conocer a una nueva pareja.

Como hemos podido ver, nuestra psique está preparada para poder asumir y superar una ruptura de pareja. 









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